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Cónsono con el desarrollo histórico de nuestra tradición musical occidental, un sencillo verso de canto gregoriano – Veni, veni Emmanuel – marcó el inicio de lo que pronto se convertiría en tradición coral de fama internacional, en “Patrimonio cultural, histórico y social de Puerto Rico” (2013) y en el centro deformación musical infantil y juvenil de mayor trascendencia en nuestra isla. Lo que comenzó hace más de cincuenta años con un grupo de catorce niñas bajo la dirección de su fundadora, Evy Lucío Córdova, hoy día es una escuela de música completa donde más de setenta alumnos de entre 5 y 18 años de edad cursan un programa académico que incluye clases de teoría musical, solfeo, flauta dulce, guitarra, cuatro puertorriqueño, campanas de mano, apreciación musical, dicción, técnica vocal, movimiento corporal y coro.El Coro de Niños de San Juan no solo lleva a cabo una destacada e importante labor en la formación de músicos y coralistas, sino que, por medio de su labor de divulgación, se ha convertido en “emisario de buena voluntad de Puerto Rico a nivel internacional”, nombramiento que le otorga la legislatura del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en 1994. De ello dan fe su participación en competencias internacionales y sus presentaciones en salas de conciertos e iglesias en Alemania, Austria, Brasil, Chile, China, Colombia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Inglaterra, Italia, Japón, República Checa y Rusia. Han compartido escenario con estrellas del ámbito clásico, como Juan Diego Flórez, Justino Díaz, los Niños Cantores de Viena, Plácido Domingo y Renata Scotto, entre otros, y con destacados artistas dela música popular como Chita Rivera, José Feliciano, Laura Pausini, Marc Anthony, Ricky Martin y Rita Moreno.Todo el que ha tenido la oportunidad de escuchar al Coro de Niños de San Juan queda impresionado por “la belleza de su calidad sonora, la perfección de su ejecutoria, la selección de literatura coral y el profesionalismo de todos los miembros del coro”, como bien los describiera Gene Brooks, antiguo director ejecutivo de la American Choral Directors Association. El maestro Krzysztof Penderecki lo llamó un “milagro”, que hoy día continúa su labor cultural con paso firme gracias al apoyo de dos elementos de fundamental importancia para el coro: los padres de los niños y su público fiel.